16 feb 2008

Escenas

Escena I

>Gastón se detiene en medio del escenario. Una veintena de personas hacen de auditorio. Escuchas distanciados. Sin ninguna relación entre si leen el pequeño tríptico hecho a ultimo minuto por Estela. Siguen palabra por palabra lo que dice el joven. Las miradas recorren el techo embovedado, las columnas forman un primer plano con Gastón que lee simulando entrega, simulando sentimientos que conmueven las paredes del teatro municipal<

-…Líder de multitudes subterráneas. Eres mi infierno, envuelves mi infierno. Miras en el espejo de la vida, de la retrospección a mi pasado. Los malos tiempos, los buenos tiempos, mi vida. Tu vida. Te quiero, pero no puedo tenerte.

> Estela susurra -te quiero, pero no puedo tenerte- con rostro adormecido, ha escuchado ese verso una y otra vez. Cada noche antes de dormir Gastón lo recitaba cual padre nuestro que estas en los cielos<

-Te quiero Gastón, pero ya no te soporto.

Escena II

El tiempo corre. Corre tras de ti, mi vida. Tú te sientas en la grama y lo ves pasar. El tiempo no es la vieja arrugada que pasea a su perro de juguete. No es el mendigo de mirada perdida y pies descalzos. No es el niño que todo el mundo quiere y nunca llora. No es mi madre ni la tuya. Tampoco es mi padre porque el es ajeno al tiempo. No es Sean Penn, aunque pudiera parecerse. Y aunque es predecible, no eres tú.
- ¿Qué piensas?
- Nada

De joven siempre pensé en mi soltería. En mi habitación de cortinas negras y caracteres japoneses, un jarrón con rosas negras, entre sabanas negras. En cambio las cortinas eran pasteles, de un color indefinido aunque no de mucha complejidad, pastel y punto. De sabanas rosas, y de rosas blancas. No como Sean Penn.
- ¿Qué piensas?
- Todo

Nuestra vida es una retahíla de sentimientos; sientes, sientes, sientes. A veces no sentimos. A veces el espejo nos miente y envejecemos. A veces nuestro idilio es utópico y transitorio. Lejanos tus pensamientos, esa vida que se escapa lentamente. Destila entre mis dedos. Mi sudor es tu sangre.

Escena III

Gastón miró el espejo como todas las mañanas.
- ¿Qué haces?
- Nada
- Entonces, ¿Por qué tardas tanto?
- Porque puedo. El tiempo ya no importa.

El tiempo ya no importa, si. Y yo ya no te soporto Gastón. Odio escuchar tu melancolía poética todas las mañanas. Que el tiempo importa, que no importa, que el espejo no refleja, que si refleja. ¡No me importa un coño Gastón! Termina de cagar y sal del baño que necesito ir a trabajar.
-¿Qué haces?
-Todo
-Entonces si ya terminaste de cagar sal del baño.

>Gastón salió del baño dando un portazo y le lanzó una mirada asesina a Estela. Ella en cambio se subió las pantaletas y caminó al baño campante dibujando media sonrisa en su rostro<

-¡Maricon! Mira como dejaste el baño todo cagado. Hijo de puta…
-No te metas con mi madre
-¿Si? pues tu puta madre no tiene que limpiar el desorden del nene.
-¡Cállate! Ya no te soporto

Hijo de puta, ¿no me soporta? Ahora es el quien no me soporta después de que ha pasado dos años en mi departamento, sin trabajar, y leyendo el mismo maldito verso todas los domingos en la tarde. Hijo de puta que no se puede ni limpiar el culo solo.

Escena IV

-Líder de multitudes subterráneas. Eres mi infierno, envuelves mi infierno. Miras en el espejo de la vida, de la retrospección a mi pasado. Los malos tiempos, los buenos tiempos, mi vida. Tu vida. Te quiero, pero no puedo tenerte.
-Ya puedes dejar de leer la misma mierda todas las noches. No soy culpable de que tu proceso creativo se halla estancado.
-¿Qué coño quieres de mi? ¿No es suficiente con que te tire todas las madrugadas cuando te da la calentura esa? Por cierto, tu astrólogo se equivocó porque Venus ya no está retrogrado con Marte y todavía tienes esas ganas de tirar de loca.
-Solo faltaba eso. Ahora te quejas por tirar conmigo.

>Estela aparto el edredón pastel y se quitó la poca ropa que tenia<
-¿Qué? ¿Ya no te provoca?
-Hija de puta

>Gastón se abalanzó salvajemente sobre Estela. Le besó el cuello, mordió sus senos, clavo sus uñas en la espalda de Estela cual animal rabioso y hambriento pudiese imaginarse<

Escena V

Siempre serás mi Beatle favorito John. Un día desperté y tenía cuarenta. Tenía una hija. No me sentía solitario. Estaba divorciado y no me importaba saber de quien. Tenía cuarenta, vivía alquilado y nada me importaba. Mi hija pasaba los fines de semana conmigo, el resto con su madre que ya te he dicho que no me importa quien es, Dios. Un día desperté y estaba a punto de morir. ¿Nunca has sentido ganas de matar? ¿Nunca has sentido ganas de morir? ¿Nunca has sentido que ya estas muerto?

Escena VI

Siempre trato se soñar que soy libre. Que tu rostro no es tu rostro, que mi vida no es mi vida. Que Sean Penn existe, o no. Trato de ver lo que no está ahí. ¿Cuál es la respuesta al 99% de las preguntas? No es el dinero. Es la avaricia. Siempre trato se pensar que soy libre. De cambiar tu rostro. Una Isabela, Cecilia, Soraya, que importa. El poder de las palabras reside en su simplicidad. Marte es un planeta, no una estrella, ¿Qué las mujeres son de Venus y los hombres de Marte? Que me importa Estela. Carajo, no soy de Marte, soy de Ohio donde no existe Sean Penn, o simplemente no conocen al maldito. Mentira, no soy de Ohio. Tampoco creo que Sean Penn sea de Marte, pero quizá Jay Leno si lo sea. Tu no Conan, tu guardas un poco de cordura, ¿Recuerdas a Benny el perro?

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