10 feb 2008

Belice

Preguntarle a un escritor latino cuanto pesa la vida, o la muerte, no importa. Boliviano quizás, ¿Por qué siempre pensamos en Bolivia cuando hablamos de decadencia? Porque no tiene mar ¿Por qué nadie sabe nada de Belice? Gasto la mitad de mi vida en el tráfico sin poder escribir cualquier cosa que me agrade o te agrade, porque el cielo es azul, si que lo es con alguna carencia de expresiones americanas útiles en este momento, en todo momento. Vete a casa. Vete a casa y no salgas hasta que hayas hecho todo lo que no tienes pendiente.

¿Qué piensas? El Tú está de más. De espaldas a mi haces la que me ignora, yo hago el que te ignoro. Me da risa de solo pensarlo. Dos personas en el desierto que no piensen una vez en hacer el amor es algo que no se ve a menudo. Nerviosa ante la respiración en tu cuello, cada vez mas cerca. Sin un solo beso, una sola palabra, algún contacto que los haga despertar de ese letargo, del calor infernal, la arena, la ausencia de esperanza. Utilizando tus anteojos como instrumento refractor en vano, no soy de los que da pistas. Solo pido una mirada, solos tu y yo, no hay nadie mas, mira a tu alrededor, soy posiblemente el ultimo hombre que verás, no llores, tampoco quiero que llores. Dame material para poder trabajar, una sonrisa, una mirada, un roce, un cruce de piernas, no importa lo que sea. Quiero abrazarte, decirte que todo saldrá bien, que sobreviviremos después de todo y tomaras tu avión hacia tu esposo que te llenará de rosas mientras tus hijos hacen dibujos y escriben lo mucho que te extrañaron. Me pides que detenga el auto en medio de la nada, no me digas que lo quieres hacer de nuevo a orillas de la carretera. Mira el desierto, no entiendo porque te gusta tanto, no hay nada. Ni siquiera hemos avanzado cuando ya te arrepientes de dejar todo atrás, o tratar de hacerlo. Piensas en tu madre, en tus amigos, en Nick Nolte, en algo deforme que vimos unos kilómetros más atrás, algo que se movía y no tenia forma humana. Dices que no es un sueño, solo una pequeña quimera que nos devorara en el camino, la lujuria que nos atrajo a este desierto sin saber como. Algo en el camino se mueve, en la oscuridad siento que tu mano se aproxima hacía la mia, no te preocupes no es nada. No es que no pueda, no puedo evitar sentir nervios, huir contigo, volver, huir, nunca volver culpable por traicionar un sentimiento puro, solo por un poco de sexo a orilla de carretera.

Se revela cuando me siento tan inseguro. Cuando era joven y te veía no podía ocultarlo, he mejorado un poco desde entonces aunque aun no puedo evitar sonreírme cuando me hablas de esta forma ¿Y quien si? Ayer cuando la juventud era algo palpable, cuando un año más era un años mas, cuando los problemas eran algo ajeno. Me da risa de solo pensarlo, nuevamente. Estar solos en el desierto y ni siquiera hacer el amor una vez. No es un sueño, no. Es algo más. Algo revelador, o quizá no tanto. Algo que me dice que todo está bien, que puedo seguir adelante sin preocuparme por ti, por mí, o por alguien cercano. ¿Por qué el cielo es azul? Y si que lo es ¿Por qué tratas de ignorarme? No quiero mas de lo que cualquier otro te podría pedir, solo soy uno más, uno más.

Dime lo que piensas. Estoy tras tus pasos. No puedes seguir en tu plan de ignorarme. Siente mi respiración, no se ha agitado en lo más mínimo a diferencia de la tuya. Ahora grita, deja ver tu desesperación. Vamos hijos, su madre nos espera, ya saben lo que tienen que decir. A orilla de la carretera no es un lugar muy intimo para hacer el amor, el desierto si lo es pero tu te niegas, a cambio solo déjame abrazarte es lo único que pido antes de morir. Su madre va a estar muy feliz de verlos, entren al auto y no se ensucien. Quise dejar todo atrás pero no pude, mis pesadillas, recuerdos, mis hijos, mi esposo, no podía abandonar todo por un poco de sexo a orillas de la carretera, no tengo veinte años, tengo casi cuarenta. Hijos los extrañe, mami ya volvió, ya no tendrán que comer la horrible comida de papá.

Imagina que escuchas una melodía, cualquiera. Alguna de tu infancia, preadolescencia o tu favorita cuando tienes sexo. Imagina que la escuchas en este momento y dime que piensas. Imagina que escuchas la voz de tu padre diciendo lo orgulloso que se siente. Imagina que no escuchas el día de tu muerte cuando finalmente te sea revelado. Imagina que estas en el lugar que más quieres, imagina que es el día mas feliz de tu vida, imagina que es el día mas triste de tu vida.

Una pequeña niña vestida de rosa, de rosa sus pequeños zapatos de charol. Saluda y se feliz, sonríe a la cámara. Quedarse en casa los domingos, un buen perro, un lugar solitario para estar con los amigos, vecinos amables, un auto fiel. En mi desierto personal trato de olvidar lo que alguna vez fueron deseos, lo que alguna vez me impulso a luchar. Lees un cuento a tus hijos sin parecer recordarme, todos los días despides a tu esposo con un beso y pasas media mañana tratando de hallar un oficio que no te recuerde lo que pudiste hacer. Que te evite pensar en las decisiones de tu juventud. Tratas de evitarme llegando un poco tarde, no puedes escapar. Luces nerviosa, preocupada quien sabe porque. Me fijo en tu indumentaria rosa y recuerdos olvidados parecen renacer. Recuerdo tus zapatos, rosas nada más ¿Qué decías? ¿Lo recuerdas? Despiertas no solo sentimientos irracionales en mí, tampoco es que no ayudas con tu mirada desinteresada hacia todo. Siempre estas sola, sentada sola. Estimulando mi interés hacia ti. Conciente de que te observo. Solo tu sabes tanto de mi sin siquiera conocerme. Sabes muy bien lo que despiertas en mí, no son sentimientos que se puedan confesar en una entrevista de trabajo. Porque a veces saludas y siempre imagino que lo haces. Tu tono de voz es tan esquivo que pagaría por escucharlo. Quien sabe que ocultas, o si solo son ideas mías, seguramente. Déjame observarte en silencio , déjame olvidarte en silencio mientras me hablas con gestos que puedo malinterpretar fácilmente y es que a veces, solo a veces, creo que despierto el mismo sentimiento en ti, o al final de todo solo confundo las señales como de costumbre. Solo quédate en silencio y háblame con gestos, con tu sonrisa a medio hacer.

Esa media sonrisa me mata, literalmente, no puedo evitar también medio sonreírme y bajar la mirada hasta la próxima vez que nos encontremos y te pida la hora, un lápiz, tu teléfono y de nuevo te medio sonrías y no me des nada. Recuerda que nada de esto sucedió, recuerda que nunca salimos del estacionamiento esa tarde, recuerda que di mi vida por ti cuando te dejé ir. Recuerda que Belice es un país de Centroamérica cuyo desierto pudo ser nuestro cómplice.

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