7 sept 2010

EN.CA.VA

¿Cuál es mi sorpresa?

I. Ver que el comportamiento que pensaba sólo pertenecía a un estrato encerrado por las cortinas de Sartenejas no es único de esos lares (mentira nunca lo creí, pero toda la cosa de descubrir nuevos ambientes e imaginar que como en un nuevo mundo hay coincidencias que nunca dejaran de ser sorprendentes)

II. Rendirme ante el pensamiento recurrente y reincidente de pensar sí algún día tendré algo propio de gran magnitud, acompañado de la sensación de sentirme cómodo en un ambiente, seguro, desinhibido. Con una persona, un perro, una labor.

¡No es tan denso, ni místico! Son cosas, al final de todo es sencillo de resolver.

Lo primero: Llego yo, y está toda esta gente esperando lo mismo que yo a las 4:50. Típico con mi cosa de arrastrar los pies, mirada clavada en el suelo y sin saludar por miedo a interrumpir la charla respectiva. Me siento en el lugar donde la gente se sienta a esperar, pero un poco alejado, Ustedes saben. Hago que reviso mi celular mientras unos se despiden, otros saludan, noticias, sucesos, chismes, miradas, risas. Yo reviso mi celular. Cuando la cosa que todos esperamos llega y la abordamos cada ser y sus pertenencias pasan a tomar igual de importancia a la hora de ocupar los asientos. Un puesto por persona, un puesto por objetos. Claramente dando a entender la necesidad de hacer el viaje solo, arrastrando el día a día, la universidad, las labores hogareñas y lo que indiscutiblemente no me espera a mí. Lo que defiendo en cuanto a las pertenencias y el lazo (lastre) simbólico que eso pasa a establecer. Y me baso en dos ejemplos que luego me lanzan hacia otra pregunta que decido presentar más no contestar ¿En realidad estoy agradecido? ¿En realidad sólo pudo ser de esta forma?

Ejemplo I: No tener pertenencias gr andes, cuentas bancarías, posibilidad de viajes al exterior, herencias, negocios familiares me da esta libertad de la que a veces me jacto. Pero no, conozco tan poco, y me dejo influenciar por tan poco. Definir mi personalidad a ciegas, recogiendo con las uñas lo que pienso son ejemplos de vida, estilos de vidas que creo desear. No tener una base donde construir lo que busco cuando lo consiga. No tengo un historial, un archivo o registro de un modo de vida a seguir, una ciudad en donde vivir, sinceramente todo ha sido desde la primera vez en el primer intento. Perdí o nunca tuve el deseo de emprender la búsqueda, es otra pregunta.
Ejemplo II: No tener lazos fuertes con la familia. Es de nuevo el mismo asunto. Aprender a abrazar, a besar. Dejar de repudiar el contacto físico, las palabras afectivas, empezar desde cero. No sentir el lazo. No necesitar, no extrañar.

¿En realidad estoy agradecido?

Punto II: Entonces como es obvio, Ustedes lo saben, intento ser el Outsider, y sí en el autobús de la USB hacía todo por sentarme lo más alejado para tener mi tiempo y todo lo demás, en este caso no. Me siento donde en realidad es el puesto que quiero, que está ocupado por las pertenencias de otra persona. Nada pasa luego de esto, no hay miradas de odios ni suspiros de incomodidad, quizá una mirada de sorpresa que solo la ventana pudo presenciar y mi sonrisa hacia adentro cuando en realidad me atrevo a realizar la acción consecuencia de un análisis previo. Luego fue aburrido.

Me concentré en el zumbido, o en lo que quiero que sea un zumbido, pero no lo es. Es el sonido del motor, la transmisión, y el cigüeñal típico de los autobuses en que recorro la ciudad desde prematuro: ENCAVA, modelo ENT610.

Por sí no sabían ENCAVA significa ensambladora de carrocerías Valencia, y son modelos Isuzu nacionalizados. Creo que este es uno de mis conocimientos más antiguos. Ya que estamos aquí el primer recuerdo del que tengo conciencia fue en un autobús igual de significativo para mí, un Autogago.

Este sonido no cambia con los modelos, kilometraje, daños severos, siempre es el mismo y me enorgullece reconocerlo, me hace pensar que nunca he dejado de estar en la calle, y de llegar a donde tengo que llegar, en el sentido exacto de la expresión. Entonces, el zumbido que cumple su función en la formula recetada por el doctor. No es cómodo, claro, pero ¿Qué otras opciones hay?

El asunto concluye en mi falta de identificación con la personas, en lo que no voy a profundizar, y con las posesiones. Lo mío se degrada, pierde vigencia, y es repetitivo. Lo nuevo se degrada, pierde vigencia y se vuelve repetitivo. No es inconformidad, no puede ser inconformidad porque no hay punto de comparación.

Necesito ese lastre.

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