6 mar 2008

The Rolling Stone


Mientras ella desempaca, yo, un ser anónimo en la que no vale la pena profundizar, me concentro en admirar cada detalle de ese cuerpo tan esbelto, torneado, duro, dios - en minúscula-acoto, tu te erizas y dices -¡blasfemo coño e' tu madre! cuando te mueras te será revelada la verdad de las santas escrituras- yo mientras me medio sonrío y digo- católicos, me limpio el culo con sus santas escrituras- pausa, que falta de educación, permítanme presentarme, soy un hombre que puede llegar a ser realmente imbecil en mis deseos de presumir mi falsa perspicacia y quizá por eso algún día no muy lejano me den una bofetada con las santas escrituras cuando este en el infierno ardiendo ya sin remedio. A veces me tildan de hipócrita, a veces no, a veces creen que soy una buena persona, a veces no, a veces con solo verme argumentan desconfianza. Ella es una mujer. Sin querer me lanza miradas desaprobatorias para que ayude en la aburrida tarea de sacar los trastos de las maletas; que coño yo no hago eso, ¿para que tantas mierdas? bronceador, cremitas, shampocitos, talquitos, perolitos, prefiero rascarme las bolas y ver como lo haces tú. Te quiero amor pero no puedes obligarme a hacerlo asi me salgas con tu discursito de lo que hace y no hace un marido ideal y yo te diga: ¿ah si? pero para quitarme el trabajo no dijiste un coño -¿cierto?- y entonces tu digas –yo no te quite nada, solo que soy mejor que tu profesionalmente- y así hasta que nos arrechemos demasiado y tengamos que pedir habitaciones separadas como en el viaje a Islas Vírgenes. Paréntesis creativo: lo único que me levantaría el ánimo sería hacer el amor en la playa sin preocupaciones, con el mar azul profundo, nadar hasta donde no seamos vistos y…. que carajo no puedo, ¿no odian leer esas groserías socialmente aceptadas que se pueden decir en televisión o leer en uno de esos tabloides oficialistas? ¡Ese, maldita sea, no soy yo! simplemente tirar en cualquier lugar, ¿hay alguna diferencia? ¿o es que sueno demasiado a escritor frustrado? Quizá si lo sea maldita sea y ahora solo me queda ver lo que escribo desde afuera -¿desde afuera de donde coño e' madre?- y simplemente reír. Reír de mi mediocridad al no alcanzar nada como ha sido regla desde adolescente-¡CALLATE!- reír de mi intento por parecer despreocupado al no vender ni cien libros, ¿cuál es la diferencia? ¡contéstame Iñarritu! ¿por qué hacer esto? ¿un intento desesperado para hacer que mis ventas suban? o simplemente que solo puedo escribir mierdas para ser leídas por mi mismo y uno que otro idiota que se llena, literalmente, y mal interpreta lo que digo, o peor, trata de sobre interpretar mis líneas que no tienen ningún sentido metafísico y mucho menos de auto ayuda. Sigo en mi paretensis: nadar hasta donde el mar es más azul y dejar que la lujuria haga el resto. Luego emborracharnos hasta más no poder y hacer un escándalo en todo el hotel y… ¿qué mas? ¿ver una película norteamericana protagonizada por Adam Sandler? ¿cuántas veces citaran a Adam Sandler en este contexto? ¿cuántas veces habrán citado y sobre citado Adam Sandler? Me río en silencio. ¿Por qué coño eres tan ordenada? Pones cada bendito perolito por orden de tamaño, lo blanco con lo blanco, lo negro con lo negro, todo doblado como si nunca fuese a desdoblarse, la cama sin un pliegue y el jabón sin un pelo, si, adivinaron, no soy lampiño guiño. Hacerte tal proposición te haría poner aun de peor humor, lo se. Es que imagino tu mirada y me desilusiono de una vez. ¿Qué sexo ni que nada? Van a ver que vamos a pasar estos cinco días durmiendo, fumando y tirándonos peos. Coño, se da cuenta de mi risa interna y niega con la cabeza como lo solía hacer mi mamá cuando me caía de la borrachera, pero coño, no estoy borracho, bueno solo un poco por esas botellitas maricas que dan en los aviones. Aunque no hice muchos desastres de joven siempre me hicieron sentir como un hijo de puta, coño un chamo tiene que hacer y deshacer. No pueden esperar que sea ejemplar y malditamente católico desde que tenía cinco años. No, no fui malditamente católico desde lo 16 y eso le reventaba las bolas a ella que se quería casar de vestido blanco con los anillos en la almohadita y lanzar el ramo hacia el lado de la prima solterona para darle un poco de esperanza. Al principio era bueno y le decía que si. Ahora que coño, que importa ya estamos viejos, una boda cuando la mujer pasa de treinta ya no es tan glamorosa. Solo quiero dormir estos cinco días sin pensar en mis deudas y en la vieja puta que toca el órgano en el trasfondo de mi vida.

Esa profesora de ingles si está güena necesita a alguien que se lo emburre como es paque aprenda esa es que no me ha visto a mi elmiki- el grupo esta dividido bajo ciertos parámetros; el líder muestra su guante y reparte golpes en la cabeza a sus subordinados, las chicas rodeando al macho alfa que utiliza jeans y franelilla, el bufón que es atacado por todos y parece disfrutarlo, los lacayos que asienten ante las anécdotas del sujeto enguantado parcialmente ¿No odian estos sobre análisis típicos de estudiante de sociología recién graduado? los odio, ¿qué se creen para exigir un idioma o años de experiencia cuando ni siquiera ustedes lo tienen desgraciados? Me invade algo que defino como –nostalgia- entre susurros solo para despegar mis labios resecos después de cinco días de sol y nada de sexo. Nostalgia de esos tiempos en los que podía simplemente escribir y no tratar de ser un poeta bajo un cielo artificial que recicla las palabras una y otra vez. Que poeta carajo, sigo tratando de vender un falso yo, lo siento, tengo muchas deudas que pagar. Me afeito y firmo autógrafos a mis fieles imbeciles seguidores que siempre asisten a las librerías e interceptan preguntando cualquier idiotez del que no recuerdo haber escrito a lo cual contesto con algo infinitamente mas rebuscado lo que parece llenarlos de felicidad, en tanto menos comprendan lo que digo mejor para ellos. Siempre es el mismo gordo religiosamente mal peinado, la misma solterona cuarentona que ha intentado llevarme a la cama para confesarme su mas íntimos pensamientos, el ejecutivo bizarro que tiene todo el dinero del mundo pero que no consigue lo que realmente busca, y la estudiante con lentes de pasta que hace su tesis de la mediocridad de la nueva generación de escritores latinoamericanos. Nostalgia de cuando me hacia pasar por investigador y me convencía íntegramente de que tu eras asi y punto. Nostalgia de cuando en cada párrafo escribía al menos una palabra que terminara en mente, asi como te describía en mis manuscritos de piel bronceada y pegajosa mientras la mia es amarga y niquelada. Nostalgia de cuando podía ser casual y pasar desapercibido ante ti, ahora tu mirada me acecha y no se que hacer ante ella, ¿soy tan evidente? solo no consigo un poco de paz. Paz que no quiero tener por mas de cinco minutos, esencia humana quizá o presumir de un poco de locura sin mas que decir que ya la expresión lugar común no es exclusiva para los estudiantes de ciencias sociales o esos supuestos expertos en la materia que salen en los programas mañaneros. Y la profesora de ingles que no tiene mas opción que dar clases en un liceo publico y aun no se da cuenta que tiene que renunciar a las faldas cortas y los escotes, me coquetea –me encantan tus libros, los leo antes de dormir y veo lo sola que estoy en mi departamento de soltera con cortinas negras, me encanta esa línea- si, te encanta porque eres una idiota, pienso – me gustaría tanto que me acompañaras, y me dijeras al oído todas las líneas que despiertan placer en mi- me medio sonrío y tuerzo la boca haciendo como que mi mujer me mata a puñaladas, luego me desmiembra y entierra cada pedazo de mi en sitios estratégicos de la ciudad si se entera. Lo siento, me muero por verte las tetas y llevarme la sorpresa de que eres un transformista muy bien hecho, que por eso te gustan mis libros, pero no puedo. Llegar al dilema de salir huyendo como un heterosexual cobarde, matarte a golpes como un machista depravado o simplemente decir que coño y hacer de tripas corazón es una situación en la que siempre he querido estar pero tu eres mujer yo lo se, asi que mejor vete a tu casa, calienta la comida que tu mama te dejo en el refri y lleva a cabo tu cena-masturbación viendo la novela de las nueve, y pensando en mi, perra.



Desde que tuve que vender el carro para aliviar un poco mis cuentas he tratado de analizar a esta subgente que siempre parece estar malhumorada. Cada vez que tomo el autobús nadie me reconoce, nadie susurra ese es el escritor que no ha vendido mas de cien libros. Recuerdo cuando mis amigos todos los fin de semana leían lo que escribía y trataban de analizarlo, lo que carecía de sentido porque estaba completamente borracho cada vez que lo hacia. Ahora todos tienen algo útil que hacer en la vida, dinero, carros, viajes, putas, putos, y yo siento que no he avanzado nada desde aquel momento, suertudos hijos de perra ahora ni siquiera tengo carro para visitarlos y pedirles que me den dinero, tengo que aguantar el calor y la invasión de mi espacio, lo que conlleva a interactuar con gente sudorosa, a ceder el puesto a viejas quejonas que se montan con la única intención de joderme la vida, o los viejos peludos de bombacha que ni siquiera pueden mantenerse en pie, la típica embarazada con la barriga de tres metros, o la ejecutiva bien vestida que esta mas o menos en la misma situación que yo, desesperada y harta de pasar la mitad de la vida en el trafico. Estoy recién afeitado, que mas da que te pueda ver las tetas- este trafico está horrible- me analizas, no te ves tan antipática, es mas me sonríes de una forma demasiado condescendiente, seguro por mi saco Armani que es lo único que me queda de lo que alguna vez llame fortuna –después de cierto tiempo se vuelve costumbre- contestas, dios como te quiero ver las tetas –déjame adivinar, recién graduada y aun no ahorras lo suficiente para comprar el carro que quieres –no exactamente, soy estudiante de sociología y estoy haciendo mi tesis del comportamiento agresivo de la gente producto del transporte publico –no me digas– valla, es un tema que nunca me hubiese pasado por la mente –idiota, como odio a los estudiantes de sociología, infelices que se creen superiores, desgraciados come mierda, ya no quiero ver tus tetas perra. No trates de buscarme conversación, mi saco Armani y yo no estamos disponibles. Quiero dormir, solo quiero llegar a casa para que mi mujer me forme el mismo peo de las nueve por las cuentas sin pagar y poder dormir tranquilamente con o sin el órgano y su melodía al fondo del escenario. Con o sin ganas de querer ser mejor desde este punto, de hacer un cambio en mi vida y aparecer deprimido e infeliz en la foto del antes y sonriente totalmente esperanzado en la foto del después. Ya no quiero esto, no.

Mujer que toda la vida ha trabajado, descansa. Descansa por mí y no dejes que las viejas avaras hagan domingo contigo. De manos gruesas y talladas por todos los días que te levantas a las 5 de la mañana. Por tu hija que solo ve novelas de una a cuatro y te pregunta de vez en cuando en que te puede ayudar. Tu piensas que no, que tu hija no debe pasar por el mismo trabajo que tu y la dejas entallarse en esos jeanes tan provocativos y esos escotes delirantes excusándote bajo el argumento de que ella tiene que disfrutar lo que tu no, que ella es buena, que estudia. Desaparece con el sol, un poco de dinero y le das esa libertad que tú no tuviste nunca. Tus intenciones son buenas mujer, yo se que son buenas. No cuestiono tu fe, te dejo rezar como todas las noches, una vela a un santo de esos raros al que le encomiendas los pasos de tu hija- que no le pase nada malo a mi hijita, cuídamela Diosito, ella es una buena muchacha yo lo se- Luego de vender el carro tuve que despedir a la señora de servicio, no podía pagarle más asi que no pude tirarme a la hija mas, lastima. Ahora yo mismo tenia que fregar los platos cada noche para no escuchar la misma cantaleta, coño aunque sea podrías hacer una cena decente y no los mismos huevos fritos para desayuno, almuerzo y cena, o el mismo pan blanco insípido que no provoca ni comer. Igual no haces nada, solo culparme a mi de esta maldita decadencia en la que vivimos, ya tampoco quiero verte las tetas, bueno si, pero no ahora, estoy muy arrecho. En serio. No trates de hablarme, no estoy de ánimos. La editorial no quiere saber nada de mí, mis padres nunca quisieron nada de mí, no tengo currículo, no hablo ingles, no tengo carro, no tengo tarjeta de crédito, no tengo pasaporte, y soy medianamente bisexual que es lo que faltaba. No, no quiero hacer el amor para que apenas terminemos vuelvas con el mismo discurso de tu y tu profesionalismo que no te sirve de nada porque estas igual de desempleada que yo. Lo se, ¿por qué me odia tanto? Simple. Gaste todos los malditos ahorros tratando de financiar mi libro, luego la despidieron a ella, luego a mí, y no he vendido ni cien libros por culpa de ese idiota de Paolo Cohelo que acostumbro a todo el mundo a leer mierdas de autoayuda y supuesto crecimiento espiritual pero nadie quiere leer mi maldita realidad. La realidad de todos en algún momento de la vida, nadie es malditamente feliz siempre. Al igual que ella mi voluntad también murío, sabía que ya no me amaba. Era cuestión de tiempo para que encontrara a un tipo en un carro mientras ella hacia las maletas desesperadamente antes que yo llegara y le dijera –vete, no me importa- y ella dijera –nunca te importo- y que coño si nunca me importo, siempre quise vivir solo. Al final de todo todo me abandonará. Ya no tengo más opción que seguir cayendo. Caer en el mismo abismo del que nunca pude salir.

Vamos, no soy uno de esos viejos verdes que te dan asco, bueno no tan verde. Si, se fue. Ella se fue. Ahora tenía que matar mis ganas en un lugar de mala muerte terminando de gastar mis ahorros con esa niña que habia leído mi libro trescientas veces y me contaba todas las noches la historia de su vida. Ya me la se de memoria perra. Eras una puta y le contabas al mundo lo puta que eras, que te acostaste con tu novio, con el amigo de tu novio, con el amigo de tu amigo, que me importa. Hasta que tu suerte se acabo y la regla dejo de venir, cómico desde cierto punto de vista. De novela lo ocultaste hasta que la barriga no dio mas y confesaste a tu papa que no era nada comprensivo, muchos menos tus hermanos después de haberte acostado con todos sus amigos. Te fuiste sin nada, a casa de un viejo borracho que te conseguiste en el camino. Tuviste sexo con él cada noche en una especie de pago de alquiler macabro, sintiendo su olor aberrante, sus manos asquerosas que recorrían tu cuerpo aun de niña una y otra vez. Un día no aguantaste más y huiste, sin nada de nuevo y con la tristeza a orilla de carretera. Pagaste un hotel por una noche y te lanzaste de las escaleras del primer piso abortando la criatura. Luego viniste a parar aquí, a este lugar industrial y oxidado. A este lugar camuflada conmigo que finjo escuchar cada pasaje de tu desgracia pero igual me cobras al final de la noche asi que no vale de nada, perra adolescente. Estoy muerto ya desde hace tiempo pequeña niña, tu desgracia no me inmuta. Nada me hace reaccionar desde hace mucho tiempo, ni siquiera tus cicatrices o la vieja drogadicta que está un piso mas abajo y toca el órgano en el trasfondo de mi vida. Te dejo entre sabanas, ya no aguanto más este vacío. Salgo del sitio y veo una pequeña silueta entre la basura, le hago señas. La silueta baja la cabeza, luego se asoma y se aproxima. Le doy un billete de veinte, le digo- toma esto llévate lo que consigas en mis bolsillos, no quiero escuchar mas esta melodía-


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