5 ene 2011

[23/61]



Me tomo la molestia de ver mi figura y como ha cambiado el último par de años, mis poros, mis músculos, mi abdomen. Todo apunta a una resolución que no haré pública.

No me gusta, y mucho menos me identifico con ella. Por lo que intentaré usar alguna analogía que oculte lo que de verdad quiero decir.

No me identifico con el triangulo, pero es mi figura en su juego. Los mayores tienen más lados, según su experiencia.

Soy un triángulo circunscrito en algo mayor, un motivo superior del que aun no me entero, pero igual trabajo para eso.

Yo soy un triangulo anidado que no termina de cerrarse, o una canción que se estanca en el interludio.

Mis piernas no se convencen en caminar, no es una actividad productiva, es más, ni al tanto están

Me he preguntado infinitamente que las motiva a ser irreverentes. Una falta de sincronización con las demás partes de mi cuerpo.

Imagino atraen las desmotivación que me mastica, escupe, y retoma.

Sin motivo, no puedo estar más claro.

Porque tiempo tengo, y tengo de sobra. Desamor, desmotivación, imposibilidad para ser terrible o bizarro.

Mi cuerpo insisto va desfasado. No me veo, y tampoco en el espejo, o cualquier otro reflejo.

Entonces intento despejar mi mente con palabras que empiecen con las letras d y e. Desenfado, detener, desenfundar, destornillar, Delays.

No me gusta tener 23, explico a los que se sientan frente a mi e interrogan. No me gusto sin poder argumentar claramente porque.

Veintidós, ¿ven? Ninguna erre intercalada. Ahora, veintitrés. Lo odio.

II

Me tocas y tocas, y soy papilla, o polvo cósmico, o nieve que cae, o cocaína que aspiras.

Desasosiego, decepción, desinterés, Delays. Desfallecer. Delirio.




Orden. Es lo que representas y te respeto. Un orden desatendido e incomprensible cuando te asocio con la situación. Cualquiera de tus nombres acompaña al Delirio.

Mucho gusto. ¿Me acompañas a la cama?

Me tumbas en el piso porque soy infinitamente irresistible, y no lo aguantas. Alteras el orden. Estableces tus nuevas y propias reglas.

Los minutos caen y no me entero.

Orden. Orden de la tarde. Te presentas. Mucho gusto. Tu nombre es Delirio. Eres perfecta, por 61 minutos, en un cuarto oscuro donde aun no cae el sol.

Revelamos fotos, tomamos un baño, te acompaño a la cama.

Intento recordar cada objeto dentro de ese espacio quirúrgicamente cuidado. Una vela, un espejo, un radio antiguo, dibujos, manuscritos.

Nunca había sido tan incorrecto, tu nunca tan atrevida. Nunca tan nervioso, tu nunca tan desinhibida.

Háblame. Dime sí eres libre, si tu piel recubre huesos, y los huesos deseos de vivir. Sí eres atenta a mi tacto, sí tus cuerdas vocales realmente se activan por mi estimulo.

Regocíjate en tu poder patrocinado por la juventud y belleza. Bésame e imprégname. Contágiame de tu libertad, y dame tu dosis de vida por tres meses, o más. Dame fuerza y vitalidad.

Conviérteme en nube.

Conviérteme en punto cardinal. Eleva tu mirada haciendo una reverencia y vuelve a tu vida, devolviendo la mía.

Me siento 60 minutos más joven, y tú semanas más vieja, lo veo en tus ojos.

Cuando el encanto termina ya no tengo poder sobre ti, ya no me debes obediencia.

El bosque es arrasado violentamente cuando la magia se pierde. Sólo quedo yo de pie pronunciando palabras a las que tú eres ajena y desentiendes.

Pierdo agilidad, divinidad y empuje. Dejo de representar a Aquiles. Dejas de ser mi musa Troyana.

Al final caigo en cuenta de tus imperfecciones. De tus rasgos esculpidos en piedra. Complemento humano de tus rasgos atractivos moldeados en plástico.

2 comentarios:

Elena dijo...

"Háblame. Dime sí eres libre, si tu piel recubre huesos, y los huesos deseos de vivir. Sí eres atenta a mi tacto, sí tus cuerdas vocales realmente se activan por mi estimulo."

Mi parte favorita.
Genial post n.n

Vitaminless! dijo...

=)