14 dic 2007

El miedo de decir -Adios-

Hoy es. Hoy es ese día. Hablo con ella, con el, con todos. Ese día que no quieres recordar. Tampoco olvidar. El día más feliz de tu vida. El día más triste de tu vida. Cuando todo termina. O cuando todo comienza en este momento. Te dices que no hay problema, que todo está bien. En realidad tienes mil problemas, pero no tienes ninguno. Lo que es un alivio. Los jueves son buenos. Desaparezco. Todos los días. Desaparezco. No se si en realidad lo hago, me gusta creerlo. Y no se la finalidad de muchas cosas, y no me importa saberlas. Los recuerdos que conservas en tu habitación ¿Son reales? ¿Alguna vez fuiste ese niño tímido y apático que tanto recuerdas? Tuviste tantos amigos de niño. Tantos ilusiones y decepciones. Quiero esto, y aquello. Ahora ni siquiera recuerdas si en realidad fuiste un niño. Siempre he sido viejo y amargado. Siempre he estado postrado en esta cama ¿Por qué siento mis manos húmedas, pegajosas? Es mi propia sangre. Mi linaje que nunca prosperará. Es un sentimiento extraño que decido ignorar al igual que todos los demás. Ese amor de último minuto de mis hijos, mis nietos, mis hermanos. Los detesto. Solo quiero estar solo. Para todos los demás el algo es muy general, y los que me conocen saben que odio los algo, los todo el mundo y los nadie. Y en realidad nadie puede afirmarlo. Estoy aquí, simplemente aquí. Desperdiciando mi vida porque no hay más. Y al final todos la desperdiciamos, ¿Quién realmente la aprovecha? Este preciso segundo que añoraremos cuando estemos postrados en el final lecho y los nietos merodeando con su gritería mi lecho de muerte. No entendiendo que morimos, que olemos a gangrena, que lidiamos con el hecho de no existir un día mas. Que no podemos despegar estas sabanas de muerte y no queda mas que gritar de dolor, buscando compasión de los seres que más odiamos. Pensando en ese ataúd barato que nos contendrá por unos meses hasta que la naturaleza haga lo suyo. Lloraremos un día, el día siguiente será mágico. Hoy es martes y algo no está bien. El martes que moriré en unos años. En realidad no he elegido si el cielo o el infierno, solo sé, con expresión compasiva que ya no hay problemas, nuca los hubo. Y que importa elegir o no, al final es un desperdicio. Solo quiero sobrevivir un día más. Este día, este día borrado. Este día al unísono. Perplejo al ver como envejezco poco a poco. Tan frágil. Me enfrento a lo desconocido, ¿Cómo no sentir miedo? Como detenerme ante el acantilado de nuestras pesadillas, cuando caemos ¿Cómo enfrentarlo? Un día no existir. Nombrarnos, encariñarnos y al día siguiente no existir. No ver como lloras. Imposible trascender, soñar, suspirar en la mañana y en la noche antes de dormir. Enfrentar lo imposible. El miedo de decir –Adios-

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