14 jul 2011

Puerta Roja

Hoy, uno de esos últimos días en los que gastamos igual tiempo caminando cuadra sobre cuadra en la ciudad, como piso sobre piso en los centros comerciales viendo que comprar en la Falabella, el Galerías Pacifico de la Avenida Córdoba, o en las tiendas de diseñador de San Telmo donde la tentación por cada Café, o Pub por manzana no ayuda a mi adicción por la Quilmes. Desde que la probé estuve tentado a tomarla en cualquier oportunidad, ciudad, u ocasión al menos una vez con cada comida.

Salimos de la 9 de Julio directo a la México de 1000 a 1500, y caminamos todo el trecho de cuatro cuadras de parques solitarios, y casas antiguas llenas de ocupas bolivianos y peruanos. Al llegar a la Sanz Peña doblamos y caminamos una cuadra más hasta el súper.

El chino de la caja tiene el cabello largo al estilo de un Indio Cherokee, con la cara regordeta, mirando fijamente El Show de La Tarde que imagino, por la hora, es repetido. Al lado de la TV Ariadna y Yo pasamos en el monitor de circuito cerrado y nos perdemos en pasillos distintos.

Voy directo a los Licores, donde hay Budweiser, Heineken, Stella Artois, Warsteiner, y Quilmes Cristal Bock, y Zero. Aun no estoy decidido. Voy hacia los panes y pido algo de Salami de 100 gramos por 7 pesos (no hablo en código), y algo de pan. Vuelvo a los licores.

Mientras, Ariadna ve los yogures, jugos lácteos, y granolas para completar su dieta nocturna que yo prefiera llenar con Castell, tomo una Cristal sin tener el envase, y al final la pago, o ella pone unos cinco pesos por sus antojos, aunque el precio en total es mínimo para la cantidad de cosas que llevamos.

Caminamos de nuevo por la transversal hasta empalmar con la México en su esplendor, sucia, abandonada, sola, pero acogedora como la mayoría de las calles internas de Buenos Aires. En el Kilca nos abre la puerta Jonas con esa cara de californiano que está siempre sonriendo.

-Hola Jonas- digo-
-Gracias- dice Ariadna, mientras Jonas hace un gesto y sigue.

Adentro están Pía, Jonas, Rusty, y Kim. De Kim sólo había escuchado algunas anécdotas, la verdad me parece en exceso bella, y cuando habla con ese puro acento británico simplemente la dejo pasar porque sé que cualquier cosa que diga será irrelevante y no entendería mis balbuceos.

Como siempre, Carlos está en su mesa acostumbrada, cada uno ve en su computadora personal gente a quien acosar, acusar de capitalistas, la liga de Futbol, música guatemalteca, no sé de verdad.

-Hey, ¿Cómo les fue?- dice Carlos con una sonrisa, mostrando real interés. Miguel, que siempre es su compañero en esa mesa, hoy no está.

-Caminamos mucho, San Telmo está bueno para comprar- digo señalando las bolsas que Ariadna se apresuraba a meter en la habitación- y, ¿Dónde está Miguel? Es raro no verlo sentado a esta hora en la mesa.
-Creo que salió- dice Carlos- con una chica- agrega sólo por motivarme a que sea yo el que inicie el interrogatorio cuando Miguel llegue. Le sonrío y voy a la habitación a dejar las otras cosas.

Ariadna está tendida en la cama boca abajo aun si soltar las bolsas, la muevo un poco a lo que contesta con un leve mugido fácil de interpretar.

-Voy a estar fuera un rato- le digo, y saco el cargador del Milestone, y el Menos que Cero que compré en la Black Books de Córdoba y que apenas empezaba a leer. Ella contestó con otro mugido un poco más leve.

Me siento al lado de la calefacción y acaricio a Zeta que no se inmuta ni un segundo por mi fastidio. Al rato me fastidio Yo y pongo a cargar el Teléfono. Luego de un rato de no conseguir nada interesante, y todo tarde exceso en cargar en el Facebook, y Tumblr. Abro el libro, pero tampoco me consigo con Clay. Lo vuelvo a cerrar,

Me levanto y destapo la botella de Cristal y me sirvo un vaso. Le ofrezco a Carlos y a Rusty que toma vino, como es típico, ellos muy diplomáticamente dicen que están bien y siguen en sus actividades. Me siento otro tanto, juego con Zeta, veo la Gorra morada de Jonas, la bufanda del Racing, y voy subiendo la mirada hasta enfocarme unos 15 minutos en Vanilla Sky que ve Pía desde que llegamos.

La película termina y Pía me ve con expresión confusa. Jonas aparece y pone en las cornetas alguna emisora gringa que está acostumbrado a escuchar. La música es suave, algo Country. Luego sale algo de Bruce Springsteen, Robert Palmer, The Human League y luego All The Lights de Kanye West. La tarareo y le hago unos gestos de Nigga a Jonas. Se termina y Jonas cambia de nuevo la emisora a algo más tranquilo. Daría la vida, con esta nostalgia, por escuchar algo de Beirut, el EP como Realpeople Holland. Algo corto para dormir.

Menos de media hora ha pasado cuando salgo y me fumo un cigarro. La temperatura está por unos 5 grados lo que hace difícil estar más del tiempo necesario. Por la mitad del cigarro sale Carlos y me acompaña

-¿Quieres salir hoy?- dice Carlos, justo cuando sale Kim a fumar.
Le digo que si -¿A qué hora?- Eran como la 1 de la mañana, y él contesta.
-Como en una hora.

En principio salir a esa hora me parece una locura, en parte porque las calles ya se veían desoladas cuando llegamos, y en parte porque Ariadna ya habría dado varias vueltas en la cama hasta ese punto. Igual le digo que si nuevamente.
Carlos entra y me deja con Kim.

-Y, ¿vives acá en Kilca?- le pregunto después de haber evaluado la otra decena de preguntas insípidas
-Sólo los fines de semana- contesta como si fuese suficiente para conocer la razón.

La observo un rato, quizá cinco segundos, suficientes para que clave su mirada en el piso y me da la señal de continuar conversación. Le pregunto por qué. Ella enciende otro cigarro antes de contestar. Dice que es niñera, que vive con la familia de los niños que cuida, y que la quieren mucho porque les enseña inglés.

Carlos sale con Rusty y cada uno enciende un cigarro. Kim entra y se sienta en el sofá abandonado por Pía hace unos minutos. Carlos me apresura, y yo le digo que Ariadna no está despierta, que tiene que darme algunos minutos.

Él sonríe ante mi misión imposible, y Rusty no entiende, pero igual sonríe.

Entro a la sala, y camino a la habitación I. Abro la puerta y la luz está apagada, toda una calamidad. Muevo a Ariadna y le pregunto si quiere salir. No contesta, hasta que segundos después parece captar mi declamación y me ve con cara de qué te pasa.

-Si, salir. En 15. A un bar, en San Telmo. Va Carlos, Rusty, Kim, Tu y Yo- le digo con mirada de animal herido- por cierto, hace un frío muy hijo de puta.

Ariadna suelta otro sonido, pero sabe que me debe una, y que si no salimos esta vez nunca lo haremos en el par de días que nos quedan en Buenos Aires. En mi cabeza escucho I Can´t Get No (Satisfaction) y la levanto encendiendo la luz y amenazando con hacer un escándalo mayor si no me complace.

Caminamos por la Calle Independencia, intentando seguir a Carlos y Kim que caminan demasiado rápido y nos dejan atrás. Ariadna, Rusty, y Yo entablamos conversación, sobre sus origines, su estilo de vida, Obama, los Republicanos, el ejército. Rusty claramente es un gringo distinto, y no le disgusta al menos que se lo diga un mexicano.

Le digo gringo, y él dice que no le molesta. Cosa que ya había dicho antes.

-Imita a un mexicano- le digo

Rusty se niega, pero al final hace su magistral imitación.

-Pinche Wey, vamos a tomar unas Chelas- dice casi perfecto. Ariadna y Yo reímos mientras vemos como Carlos y Kim se detienen a esperarnos.
-Falta poco Chicos, les mentí cuando les dije que era cerca- dice Carlos bromeando.

Salimos de la Independencia y caminamos justo por la zona de San Telmo donde habíamos estado ese día, Ariadna se queja de lo que la hago caminar con sus botas rojazas, pero está tranquila, con su capucha y bufanda esquivando el frío como puede.

Cuando llegamos hay una fila como de 15 personas. Carlos dice que es una estrategia del Club para captar turistas. Yo pienso que es una tragedia por el frío. Hacemos la fila, que se mueve poco, casi nada por diez minutos.

Kim se marchó hace rato con su chico “dueño del Club” que la hizo pasar, pero a nosotros no. Así que esperamos en un precario circulo de calor mientras Carlos nos da esperanza de entrar.

No le creo, y Ariadna ya muestra signos de revolución.

Dejamos la fila y caminamos a otro Club. Justo al lado de la puerta roja hay una fila similar compuesta por casi la misma gente que había dejado la fila del anterior Club.

-Esta es la vida nocturna de Buenos Aires, brillante- le digo a Carlos.

Él no se inmuta, tampoco es lo que busco. Veo cómo pasan los colectivos, pasa el 68, el 105 y el 102, en su mayoría vacíos, pero son las 3 de la mañana y no deja de sorprenderme. Carlos enciende un cigarro y nos cuenta un poco de su historia.

-No tengo dinero para regresar- culmina con una sonrisa sincera.

Justo al frente tres chicas se bajan de un Taxi. Las tres están entaconadas y totalmente borrachas, y se colocan detrás de nosotros.

-¿Qué es esto? Esta fila, ¿Qué es?- dice la más borracha.

Me alejo un poco de esa interacción y dejo a Carlos y Rusty a merced de las borrachas. Hasta coloco a Ariadna entre ellas y Yo, sé lo que se aproxima.

Carlos le explica la función de una fila en la situación en la que estamos, favorece el orden en mundo de anarquía en el que vivimos y las borrachas sonríen, pero la del frente es la única que entiende. Las otras no hablan español.

Dice que es de Marruecos, pero habla con un acento Argentino raro. No le creo nada. La otra dice que es de Jersey y Ariadna y yo nos vemos con cara de Oh Fuck. La otra dice de donde es pero no alcanzo a escuchar, es fea.

Cada vez que se abre la puerta y sale un poco de sonido reconozco canciones de hace dos y tres años y me río para mis adentros. Estos argentinos sólo escuchan Soledad Bravo por las tardes. Nos acercamos de tiempo en tiempo, y la marroquí impulsa una revolución, a entrar por la fuerza no tomando en cuenta el tamaño del tipo de seguridad.

-Ey, tu, el Security. Déjanos pasar, déjanos pasar. Somos Más. Somos mujeres, y estos son nuestros hombres- dice la marroquí mientras taconea tratando de sacar una bolsa de plástico que se enredó en su zapato- Esta maldita bolsa se pone entre el Security y nosotros, no me deja hablar. Somos 7, y estamos juntos.

-En teoría nosotros somos 4- dice Carlos- y vamos a entrar antes que ustedes- completa en tono burlón- Esa bolsa te ha hecho la vida de verdad imposible.

La marroquí empieza una ronda de preguntas. Le pregunta a Rusty su nombre y edad, a Carlos su nombre, edad, y ocupación. Y a mí lo propio. Para este momento estoy acostumbrado a que nadie entiende mi nombre a la primera.

-Marcos Martín- le digo- y no hago nada, sólo vivo y respiro- ella me ve con curiosidad y una cercanía amenazadora. Pienso si fuera de mis cabales caería en su juego, pero su aliento me espanta y me escudo con Ariadna nuevamente.
-Tú deberías hacer algo más que sólo vivir, tus amigos deberían aconsejarte. Seguro tienes algún talento.
-Ninguno le digo.

Por supuesto a Ariadna nunca le preguntó nada.

-Basta de preguntas- dice Carlos- ahora, dinos qué haces tú- pregunta Carlos muy inteligentemente.

La marroquí vacila y dice que hace poesía, y esto, y aquella. Carlos la reta a improvisarnos algo, ella se niega. Dice que carece de inspiración. Carlos le da ideas, incluyendo la experiencia vivida con la bolsa en su tacón. Ella vacila de nuevo, me ve, y ahora yo vacilo.

-Tu, estas como caliente- me dice la marroquí.

Todos se miran mientras me hago pequeño, del tamaño de un saltamontes. Carlos sonríe, y Rusty no entiende, pero igual sonríe.

-Si, estas como caliente- dice entre risas- esa chamarra se ve calurosa.

Lo único que puedo hacer es asentir, con miedo. Con miedo Evelio, no la mires a los ojos. Mi nuca peligra con Ariadna a menos de 2 metros.

Adentro el primer piso está bastante lleno. Nos quedamos un rato en la barra, pedimos algunas bebidas mientras sonaba alguna de La Roux, y Peaches. Conseguimos un espacio, pero las borrachas se aproximan con paso determinado. Nos levantamos y salimos hacia la terraza.

En la mesa cada uno enciende un cigarro, mientras Carlos cuenta cómo conoció una chica Argentina, que por conclusión propia asumo que fue el motivo de su larga estadía. Mientras Ariadna y Rusty hablan en ingles con una chica rubia que se aproximó a la mesa, Carlos me dice que las Argentinas están dementes, pero que si cuentas con una buena personalidad son como cualquier mujer latinoamericana. Ese comentario me tranquiliza un poco, hasta ese momento me parecían nada menos que inaccesibles. Pero sólo por las circunstancias.

La chica Rubia parece Sueca, pero es Suiza, y le dice a Ariadna que todo es aburrido en su país, que tiene un par de días en BsAs y que está desesperada por comunicarse pero nadie la entiende. Luego aparece un francés y Ariadna se entabla con ellos un rato.

Carlos y Yo nos quedamos sin cigarros, y conseguir uno es como la puta cagada ya que nadie regala nada. Rusty tiene sus cigarros bolivianos, sin filtro, olor nauseabundo a alquitrán, y tabaco caduco. Le pido uno.

-No es tan malo- le digo con la primera jalada- es suave.

En realidad sabe a Marihuana, y con cada jalada siento que mi cabeza muere y revive cuando le doy un poco de cerveza.

-Es suave Carlos- insisto, pero la maldad se nota en mis ojos, así que no lo pude hacer fumar hasta un rato después.
-Dame el boliviano- dice Carlos.

En la barra de nuevo ya estamos muertos, Ariadna del Sueño, Rusty de la Cerveza y la mezcla con vino Termidor, y Carlos y Yo de los malditos bolivianos y varias Warsteiner. Decidimos pedir un trago con tequila y volver al Kilca a fumar con Wallace.

Kim está sentada de frente a la barra, bailando, o casi cayendo al piso, es difícil diferenciar que hace. Nos saluda con efusividad ebria y nos pregunta por qué desaparecimos. En mi mente sólo pensé… the fuck?, no recuerda nada, y quiero estar así. Pero el boliviano tuvo un efecto más bien adverso, turbio, y destructivo.

Son las 5 am, el local ya está semivacío. Las marroquíes de Jersey se marcharon horas atrás, y Ariadna toma una foto de Carlos, Kim, Rusty, y Yo donde aparezco muy sonriente por algún misterioso motivo: malditos bolivianos!

2 comentarios:

M. dijo...

Pero que sonrisa TAN feliz. Te ves lindo miawwwwww grrrr raw!

Débora dijo...

Un encanto de relato. Como te dije, un corto playeado en la cabeza.

"Dan y él, Amo Ya". xD